Ángel Correa, nacido en Valladolid en 1946, es un hombre de múltiples facetas cuyo periplo profesional lo llevó a destacarse en el mundo de las finanzas. Con una formación de diplomatura en el prestigioso CUNEF (Colegio Universitario de Estudios Financieros) y un programa de formación en el renombrado IESE (Instituto de Estudios Superiores de la Empresa), Correa trazó su camino en el ámbito bancario, dejando su huella en diversas ciudades como Valladolid, Málaga y Bilbao, donde culminó su carrera hasta su jubilación en el BBVA.
Sin embargo, su incursión en la literatura marca un nuevo capítulo en su vida. En su primera irrupción Ángel Correa nos sorprende con una novela narrativa de ficción que refleja su gran pasión por la historia y la literatura. Tejiendo sus propias vivencias y recuerdos de forma imaginativa entre las páginas de su obra, el autor nos invita a un mundo donde la realidad se mezcla con la ficción de manera cautivadora. Al elegir un libro tan singular como protagonista de su narrativa, el autor despierta en el lector el deseo y la curiosidad por explorar una de las obras más importantes del año. Empieza la lectura de esta fascinante obra y déjate llevar por la maestría narrativa de Ángel Correa.
¿Qué te inspiró a escribir “Avatares de un viejo libro” y qué esperas transmitir a través de esta novela?
—Hace tiempo asistí a una conferencia en la que se abordó lo que rodeaba a una magnífica obra, posiblemente una de las mejores de la literatura española. No quiero mencionar ahora su nombre; mejor leer el libro. Me cautivó de tal manera todo lo que escuché e interioricé, que empecé a imaginarme situaciones que me impulsaron a recrearlas en algún cuento o relato; pero todo se fue desbordando en mi interior hasta convertirlo en una novela.
—Modestamente no pretendo transmitir mensajes especiales; pero destacaría tres cosas:
La primera, pensar sobre lo que hay en las cosas inertes, insuflándoles vida con nuestras aportaciones, dándoles “vida” propia. Una reflexión curiosa que, extremando nuestra participación sobre el objeto, se puede llegar a idolatrarlo.
La segunda, el comportamiento humano ante situaciones extremas, causadas o sobrevenidas, aflorando lo mejor y lo peor de la condición humana.
Por último, disfrutar de la historia y de la literatura, que, al menos a mí, me aporta conocimiento, satisfacción y esparcimiento. Y cómo no, invitando a leer o releer a nuestro protagonista: el “viejo libro”.
¿Podrías hablarnos sobre los temas principales que abordas en «Avatares de un viejo libro«?
—He querido que la narración ensamblara la ficción con la historia en los tiempos de cada avatar. Para ello, he proyectado sobre un mundo imaginario hechos históricos acaecidos en los momentos y caminos transitados por sus protagonistas, destacando los aspectos políticos, económicos y sociales de cada tiempo.
Por otra parte, he pretendido resaltar y enfrentar el comportamiento humano en sus diferentes presencias, su cara y su cruz: la nobleza, la honestidad, la amistad, la generosidad y el amor; desafiando a la avaricia, la codicia, la deslealtad, la corrupción y la ruindad
¿Cuál fue la parte más complicada de afrontar una novela a la hora de escribir?
—Con mi corta experiencia pecas de muchas cosas. Vas aprendiendo por el camino. El montaje de los hechos, su orden lógico. Los flashbacks te complican. Y aunque menor, también he encontrado alguna dificultad con el gran número de personajes.
¿Tenes anécdotas sobre su creación?
—No tengo, o al menos no recuerdo ninguna en especial. Sin embargo, he observado que no he escrito una sola página con esfuerzo, tedio o rutina. Me ha sorprendido lo reconfortado y activo que he estado durante todo el tiempo de su creación. Le he dedicado muchas horas, pero me he sentido muy complacido con esta aventura.
¿Para qué público está indicada la novela «Avatares de un viejo libro«?
—Para cualquiera que le guste la novela, la intriga y la historia.
¿Qué les dirías a los lectores para que se llevaran este libro a casa?
—Que se lo van a pasar muy bien cuando lo lean; y también les digo: lamentarán no hacerlo. Es entretenido, con intriga, vivirán situaciones conmovedoras, entrañables…; y otras desgarradoras. Y podrán conocer, o recordar, momentos históricos ambientando y acompañando a sus protagonistas. Disfrutarán con su lectura, lo aseguro.
¿Cuál es tu próximo escrito?
—De momento no tengo nada concreto; pero la caldera sigue hirviendo.