Alberto Govantes Esteso. Durante el confinamiento puso fin a un paréntesis de más de treinta años sin leer un libro que no fuese de Astérix.
Tras seis meses leyendo compulsivamente, se preguntó si él tendría el “arte” necesario para escribir un libro. A sabiendas de que, en su caso, sería más una cuestión de desvergüenza que de arte, escribió su primera novela policiaca, Cúchame quillo.
Nacido en Madrid, pero amante de Cádiz a jartar, se adentró, unos meses después, en su segunda novela, esta vez de espionaje, Arrayan ¡Cómo no te voy a querer, pisha!
Ambas obras fueron firmadas bajo el seudónimo de Alba Ximenez.
Con CNI. Las casualidades no existen se atreve a hacerlo, por fin, bajo su verdadero nombre, pero como en las dos novelas firmadas por Alba, siempre está presente la intriga, la trama, las pinceladas de humor y su querido Cádiz. CNI. LAS Las casualidades no existen se atreve a hacerlo, por fin, bajo su verdadero nombre, pero como en las dos novelas firmadas por Alba, siempre está presente la intriga, la trama, las pinceladas de humor y su querido Cádiz. Descubre el #QuilloThriller
¿Qué te inspiró a escribir “CNI. Las casualidades no existen” y qué esperas transmitir a través de esta novela?
Dos temas, fundamentalmente. Por un lado, haberme dado cuenta de que nuestra vida y nuestro futuro dependen, más de lo que nos creemos, de las decisiones geopolíticas de las grandes potencias y empresas, y de que los servicios secretos y las mafias son herramientas más que útiles para alcanzar sus fines. Y por el otro, ponerme el reto de escribir una novela con tres narradores distintos en primera persona.
¿Podrías hablarnos sobre los temas principales que abordas en el texto?
La obra empieza con la desaparición en Cádiz de una súbdita francesa. El servicio secreto francés pedirá ayuda al CNI para encontrarla. En paralelo, el Ministerio de Energía de España recibe la amenaza de unos hackers de paralizar las centrales eólicas y nucleares de nuestro país.
¿Cuál fue la parte más complicada de afrontar una novela de espías a la hora de escribir?
La verdad es que tengo cierta facilidad a la hora de “inventar” historias. Tal vez, lo más complicado ha sido ir coordinando, en el tiempo, a los tres narradores.
¿Tienes anécdotas sobre su creación?
Leyendo algunos capítulos en la escuela de escritores en la que intento seguir mejorando, el profesor me preguntó si yo era o había sido un agente del CNI. Evidentemente, le contesté que no podía responderle a esa pregunta, que tendría que hacerle desaparecer. Me da la impresión de que algunos de mis compañeros continúan creyendo que pertenezco a “La Casa”.
¿Para qué público está indicada la novela?
Para los que no tiene otra cosa que hacer. Más en serio, te diría que para los que disfrutan de las novelas de intriga, de las policiacas y, sobre todo, de las de espionaje. En mi caso, además, trato de salpicarlas de cierto sentido del humor. Espero que en el futuro sea recordada como la primera gran obra del nuevo género de la novela policiaca gaditana. ¡Qué arte!
¿Qué les dirías a los lectores para que se llevaran este libro a casa?
Primero, les agradecería que vayan a dedicar parte de su tiempo en leerla. No hay nada que pueda hacerme más feliz, porque no hay nada más preciado que nuestro propio tiempo.
Segundo, que no esperen un texto literario especialmente brillante, sino una novela muy intrigante, con muchos giros y creo, que muy divertida.
¿Cuál es tu próximo escrito?
Ya lo tengo casi terminado. Va a ser otra novela de espionaje, que en esta ocasión voy a narrar en tercera persona, lo que nunca había hecho antes y que me ha complicado bastante. Una agente del CNI será secuestrada en Venezuela. Un periodista español se verá envuelto en un conflicto geopolítico con Marruecos, Arabia Saudí o… Por ahí van los tiros.
En «CNI: Las casualidades no existen» de Alberto Govantes, una novela de espías con tintes gaditanos. Un hacker amenaza con desatar el caos en las centrales energéticas españolas. La desaparición de una ingeniera española en Jerez y la colaboración entre el CNI y el servicio secreto francés para encontrar a una ciudadana desaparecida en Cádiz conducen a una trama de espionaje internacional con giros inesperados.